Este retrato en pocos trazos pertenece a Esperança, la mujer del retrato 21, el Valentí (se lo debe de pasar de coña con su marido). Con mi habitual despiste con los nombres la llamé un día Valentina (por lo de ser la mujer del Valentí y así la sigo llamando). Madre mía que grado de colaboración la suya; siempre está ayudando en las fiestas con la anfitriona a que todo salga bien y de apoyo para que nada falte. Cuando estuvimos invitados en Talamanca, en el molino, fue como si nos hubiésemos ido a una muestra de degustación gastronómica de la comarca, tal era la cantidad y variedad de delicatesens que nos tenían preparadas. (esto si, por lo visto, Talamanca no es una zona de caballos puesto que se quedan pequeños y gordos).
Valentina y su marido tienen la casa del molino reformada desde la puerta de la entrada hasta las ventanas de las golfas y os puedo asegurar que es un trabajo de restauración sin fisuras y de un exquisito gusto (nada de mariconadas de revistas rosa).
Con cariño Esperança.
No hay comentarios:
Publicar un comentario