A Ivan, ojos limpios y azules como el mar le he reservado el trazado 33 (la edad de Cristo). Os explicaré el porqué: ¿Habeis leído la recomendable novela de Nikos Kazantzakis “El Cristo de nuevo crucificado”, en que todo un pueblo representan La Pasión (es como la de Esparraguera pero a la griega) pues bien, yo siempre me lo he imaginado haciendo el papel de Jesucristo (por supuesto con melenas y no con el pelo corto que lleva) básicamente por la mirada limpia y de un tío que no se enfada por nada y además, por un cierto paralelismo profesional; uno era carpintero e Ivan pintor de grandes superficies (pinta como si delante tuviese un lienzo en vez de una pared) y el resultado es, claro está, una obra maestra. A mi me pintó la casa no ha mucho (se lo tuve que pedir con mucha antelación y recurrir a influencias de peso) y cuando me la miro, la casa, la veo como un oleo pero a lo bestia (el tío no es barato).
Últimamente se esta destapando como jugador de tenis-playa (llegó a la final con Joaquín, una de las “mollas”) aunque eso si, faltaban algunos de los llamados craks del tenis playa, por lo que el test de calidad quedó en el aire.
Trazado con afecto para un estimado colega del pincel.
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