jueves, 4 de febrero de 2010

El próximo cuadro


Hace años, muchos años (entonces era jóven) trabajé en un estudio en el que sólo hacíamos envases (le llamábamos “la potera”). Cuando haces un envase, al ser este cilíndrico, es de vital importancia que casen las caras (esto llega a convertirse en una obsesión). Diseñé desde envases de mermelada hasta matamosquitos pasando por potes de pintura o ambientadores, y en la mayoría de los casos tenían que coincidir las caras (hice cientos de envases).
Cuento esto porque un día, pensando en lo que iba a pintar me dí cuenta de que aquella obsesión para que casaran las caras de los envases era un poco como la vida misma: una secuencia de imágenes de personajes y cosas que se van repitiendo en un tiempo determinado y en un espacio que siempre queda allí como el mar y que en lo único que varía es si es mas bravo o está en calma, si es azul ultramar o prúsia.
En fin, este es el dibujo de mi próximo cuadro y cuyos personajes fácilmente reconocereís. En este caso no van a casar las figuras, pero ni falta que hace, porque esto no es un envase sino mi próximo cuadro.

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