domingo, 10 de marzo de 2013

El árbol y sus ramas desnudas (como un cerebro)

En mis tiempos de ilustrador anatómico para un prestigioso laboratorio (que ya no existe pues fue absorbido por una multinacional) dibujaba cerebros humanos con todo detalle y con la técnica del aerógrafo (pintura expulsada a través de una pequeña pistola). Estos cerebros, trabajados con minucioso detalle, (siempre bajo la inestimable dirección del doctor y ahora gran amigo Miquel Pallarés) se imprimían en unas láminas que, más tarde, y a través de los visitadores médicos, el laboratorio facilitaba a los neurólogos.

Esta vuelta al pasado viene a cuento de que ahora, cuando voy al campo en mi otra faceta de pintor, y miro los grandes arboles desnudos de hojas, me recuerda a cuando hacia cerebros. Vienen a ser lo mismo: un tronco con sus terminaciones en forma de ramas. Es más, creo que estos arboles tienen a veces comportamientos parecidos a los cerebros humanos. Yo he visto arboles mal tratados (mal podados) que han sufrido una especie de depresión y su aspecto es de lo mas triste. Les pasa igual a muchas personas que, hoy en día, con tanta represión, tanto recorte y mal trato se quedan como estos arboles mal podados que, en vez de levantar sus ramas al cielo quedan abatidos, y sus terminaciones están mirando más al suelo que al azul del cielo.

Este árbol de la pintura, una higuera, tiene sus ramas desnudas de otoño, mirando al cielo y esperando la primavera para hacer sus hojas y mas tarde sus apreciados higos. Es un árbol bien podado y que solo esta esperando su momento para dar lo mejor de si mismo. Ojalá se les pueda dar lo mismo a las personas para que den lo mejor de si mismas.

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